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03 June 2024

Soluciones verdes para ciudades azules: el caso de la ciénaga de Mallorquín en Barranquilla (Colombia)

Los estudios técnicos financiados por LAIF City Life para avanzar en la ejecución de la Unidad Funcional 4 del Ecoparque Ciénaga de Mallorquín (Distrito Aventura) apoyan intervenciones para fortalecer la convivencia entre la vida urbana con la protección al medio ambiente. Este enfoque es clave para la adaptación al cambio climático y para el desarrollo sostenible de la zona.

Barranquilla, por su proximidad a la costa, su densidad de población y los efectos del cambio climático, enfrenta riesgos específicos: el aumento del nivel del mar y de tormentas, el incremento de la temperatura media y de la frecuencia de olas de calor, entre otros. Las intervenciones que apoya LAIF City Life pretenden fortalecer el medio natural para abordar desafíos ambientales y sociales.

La degradación ambiental que sufre la ciénaga y su bosque de manglar ha acentuado la vulnerabilidad de la ciudad. Por eso, el proyecto apuesta por impulsar el ecoturismo y crear un entorno recreativo y de educación ambiental que contibuya a mitigar los efectos adversos del cambio climático y favorezca un desarrollo sostenible.

IMPORTANCIA ECOLÓGICA Y SOCIOLÓGICA DE LOS MANGLARES

Los manglares son árboles extraordinarios capaces de sobrevivir en ambientes extremos entre la tierra y el mar. Colombia tiene el 2,09% de todos los manglares del mundo, y en la ciénaga de Mallorquín se han registrado tres variedades: el mangle negro (Avicennia germinans), el mangle bobo (Conocarpus erectus) y el mangle rojo (Rhizophora mangle), según el Informe de flora y fauna subvencionado por LAIF City Life.

Estos árboles cumplen funciones ecológicas esenciales para el equilibrio del ecosistema costero. Por un lado, son refugio y alimento para una gran diversidad de animales, como aves, mamíferos, reptiles, anfibios, peces, crustáceos y moluscos. El Informe de flora y fauna registra la presencia de casi doscientas especies de aves, cincuenta de mamíferos y ocho de reptiles y anfibios en la ciénaga de Mallorquín. Entre ellos se destacan especies endémicas, amenazadas o migratorias, como el paujil de pico azul (Chauna Chavaria), el zorro perro (Cerdocyon thous) o el perico cara sucia (Eupsittula pertinax).


 

Por otro lado, los manglares protegen las costas de la erosión causada por las olas y las corrientes marinas, evitando la pérdida de suelo y la inundación de zonas bajas. También actúan como barreras naturales contra las mareas altas y los fenómenos climáticos extremos, como huracanes o tormentas tropicales. Además, contribuyen a la regulación del clima, ya que capturan grandes cantidades de carbono y lo almacenan en sus tejidos y en el suelo (se estima que los manglares almacenan entre tres y cinco veces más carbono por hectárea que otros bosques tropicales).

IMPACTO DEL ECOPARQUE

La ciénaga de Mallorquín es un ecotono. Es decir, un espacio de transición entre la ciudad y el entorno natural. El Ecoparque Distrito Aventura va más allá de ser un proyecto ambiental, es un motor de desarrollo. Este proyecto se alinea con las políticas locales, departamentales y nacionales de desarrollo urbano, ambiental y social. Forma parte de la planificación estratégica de la ciudad para convertirse en la primera 'Biodiverciudad' de Latinoamérica. Una meta a la que también contribuyen otros proyectos financiados con recursos del municipio, del gobierno nacional y de otros actores de la cooperación internacional.

 

Los esfuerzos de transformación en la ciénaga de Mallorquín dotarán al ecosistema de un uso multifuncional:

  • Infraestructura de prevención y protección frente a eventos climáticos extremos.
  • Fuente de ingresos para la comunidad local gracias al ecoturismo.
  • Accesibilidad a un entorno de recreación que mejore la salud física y mental de las personas, promoviendo un estilo de vida saludable.
  • Reserva natural para especies de flora y fauna.

La experiencia demuestra que las soluciones basadas en la naturaleza son duraderas, rentables y beneficiosas, y se espera que a través de la implementación de los proyectos LAIF City Life Barranquilla pueda avanzar hacia su objetivo de convertirse en la primera "Biodiverciudad" de Colombia.